viernes, 13 de octubre de 2017

El dilema de la cultura: (Peter Drucker vs Edgar Schein)

El cambio cultural es para algunos un objetivo alcanzable; para otros, una tarea sin sentido. La necesidad de obtener mayores resultados suele llevar a muchos directivos a realizar una rápida exploración de la cultura de su organización. Unos descubren que ella representa el apoyo más prometedor a sus estrategias; otros comprueban que aparece como la peor de las barreras. ¿Qué hacer? Los especialistas aún no se han puesto de acuerdo sobre la posibilidad de modificar a voluntad la cultura de una compañía. Edgar H. Schein cree que la transformación no sólo es posible sino necesaria. Peter Drucker, en tanto, estima que la cultura permanece a pesar de los mejores esfuerzos de los ejecutivos por producir una metamorfosis. 

Las opiniones de los expertos están divididas. Peter Drucker (1) opina que: 
La cultura es persistente 
-los líderes no pueden cambiarla, sólo pueden cambiar algunos hábitos profundamente arraigados en sus organizaciones 
-el tratar de transformar la cultura no va a provocar los cambios de comportamiento necesarios
y su consejo final es: “si tiene que cambiar, no cambie la cultura; simplemente cambie los hábitos”.

En cambio Edgar Schein (2) plantea: 
•los líderes pueden cambiar la cultura 
•quizás lo único realmente importante que hacen los líderes es crear y conducir la cultura de sus compañías y su único talento lo constituya su habilidad para trabajar con la cultura.

Indudablemente, ya se trate de cambiar la cultura o los hábitos, el grado de dificultad está íntimamente relacionado con la “edad” de la organización. Durante la formación y en los primeros años de existencia, la cultura es creada y desarrollada y los líderes pueden realizar modificaciones con altas posibilidades de éxito. Con el transcurso del tiempo, esa cultura que fue la fuerza impulsora del crecimiento de la organización, puede transformarse en un obstáculo para enfrentar nuevos desafíos. 

El Valor que hace la Diferencia – La Trascendencia de la Organización
¿Qué caracteriza a las organizaciones que permanecen en el tiempo, generación tras generación?
El grupo fundador o sus líderes, por diferentes motivos, desarrollaron el valor “trascendencia”, “sintieron” que la organización era más importante que ellos mismos. Y este valor, muchas veces alojado en el subconsciente, se incorporó a la cultura y se mantuvo en el tiempo.
Si volvemos a las bases y recordamos los catorce puntos que Deming enunció en 1950, el primer punto contiene la clave:

“Crear constancia en el propósito de mejorar el producto y el servicio, con el objetivo de llegar a ser competitivos y permanecer en el negocio, y de proporcionar puestos de trabajo.”

Podría parecer una obviedad o una frase formal, pero no lo es, sobre todo cuando: “permanecer en el negocio y proporcionar puestos de trabajo” no está incorporado a la cultura de la organización como fuerza impulsora.
El valor “trascendencia de la organización” siempre está acompañado de una creencia: “fe en el futuro”, sin ella no puede desarrollarse.

Cuando, durante el proceso de mejora, el líder pierde de vista la costa antigua y aún no divisa la nueva, “la fe en el futuro”, le permitirá responder al desafío y seguir adelante.
La fe en el futuro permite planificar e innovar, o sea, crear productos y servicios que mejoren la vida de las personas y que tengan un mercado, incrementar la productividad incorporando constantemente nuevos materiales y nuevas tecnologías, proveer al personal de las nuevas competencias requeridas. En resumen: ser competitivos y asegurar así la trascendencia de la organización.

Las Alternativas y la Motivación 
¿Esto implica que las organizaciones que no han incorporado el valor “trascendencia” no pueden llevar sus esfuerzos de mejora a buen puerto? No, no es así, estas organizaciones deben encarar procesos de mejora adecuados a la etapa en la cual se encuentran.
Para que un proceso de mejora tenga éxito, debe reconocer la cultura vigente y alinearse con los valores sobre los cuales la misma se ha desarrollado. Esto no siempre es fácil, los valores ocultos no están a la vista, a veces es necesario recurrir a la ayuda de profesionales.
En realidad, las opiniones de Drucker y Schein en el artículo de referencia adolecen de una limitación, no definen la magnitud del cambio cultural requerido.
Por ejemplo, si una organización decide analizar los datos de sus procesos y productos, para lo cual debe implementar la recolección de los mismos, este accionar rara vez conmocionará la cultura vigente en la organización.
En cambio, si las exigencias del mercado requieren un cambio tecnológico radical y el personal no posee la formación básica mínima para ser capacitado en el manejo de la nueva tecnología, es imprescindible asegurarse que la cultura organizacional permitirá llevar adelante con éxito un cambio de tal magnitud.
Todas las organizaciones motivadas para desarrollar procesos de mejora pueden cambiar su cultura y mejorar, pero deben alinear sus expectativas pues los resultados estarán en relación directa con la magnitud del cambio que son capaces de realizar. Los líderes deben evaluar adonde quieren llegar y cuánto están dispuestos a alejarse de la costa conocida para alcanzar la meta.

La motivación para el cambio de los líderes de la organización tiene un papel clave en el proceso, ninguna herramienta de la Calidad puede ser efectiva si la dirección de la empresa no lidera el proceso que permitirá que la herramienta seleccionada prospere, es como tratar de sembrar sin preparar el terreno. La cosecha será un fracaso.

Cuando resolver los problemas de su equipo y cuando dejar que lo ordenen


Después de una revisión cuidadosa de su vida laboral acosada, Charla, un gerente de TI, descubrió que el 20% de su tiempo durante los dos meses anteriores los dedicó a administrar las escaladas. Parecía que cada interacción con su equipo terminaba con la sensación de que tenía que ejercer su autoridad para rescatarlos de una crisis. Por ejemplo:

  • Sarah se queja de que Ken, un compañero, repetidamente no puede incluirla en correos electrónicos grupales.
  • Geri no puede obtener los datos que necesita de otro departamento.
  • Un cliente interno tiene dos meses de retraso con los requisitos, pero presiona a Pat para que no reproduzca su fecha de entrega.
  • Un VP está pasando por alto el proceso de aprobación y engatusando directamente a Brittney para agregar funcionalidad.
  • Sunil se distrae de sus compromisos por las solicitudes informales periódicas de su equipo para su ayuda.
Es más probable que los gerentes se encuentren en una situación como la de Charla, donde permiten que su equipo renuncie a la responsabilidad de resolver sus propios problemas, cuando no comprenden su verdadero rol de gerentes. Antes de asumir una función de gestión, puede medir su contribución a la organización contando el número de problemas importantes que resuelve. Pero el día que te conviertes en gerente, la aritmética cambia. Su éxito ya no se mide por la cantidad de problemas que resuelve. En cambio, su función es crear un equipo que resuelva los problemas.

Si usted es un gerente efectivo, las escalaciones deben ser aberraciones que usted acepta rara y cuidadosamente. Aquí hay algunas preguntas que debes hacerte y los principios a seguir para asegurarte de que no estás interviniendo cuando no deberías hacerlo.

¿Quién debería ser el propietario de este problema? Cuando haces la transición de profesional a manager, cambia la forma en que abordas los problemas que te presentan. Equilibra la necesidad de resolver el problema actual teniendo en cuenta cómo la forma en que se resuelve influirá en el comportamiento futuro. 

¿Hazlo ahora o hazlo bien? A veces, es apropiado permitir que un subalterno intensifique un problema si la urgencia supera el proceso.

¿Qué es lo menos que puedo hacer? En su deseo de ser útil y receptivo, podría sentirse tentado a hacer más de lo que debería. Encuentra el nivel de iniciativa más mientras que requieres que tu equipo actúe a su nivel más alto. Luego, utilícelo como un momento de enseñanza para ayudar a su equipo a aprender a hacerlo sin usted la próxima vez.

¿Contenido, patrón o relación? Piense en los problemas que se le presentan en tres niveles diferentes: contenido, patrón y relación.
  • Los problemas de contenido son aquellos en los que el problema es la preocupación inmediata. 
  • Los problemas de patrón existen cuando el problema no es el único problema en sí, sino cuando el problema es recurrente.
  • Los problemas de relación ocurren cuando el problema tiene que ver con preocupaciones fundamentales sobre competencia, confianza o respeto. Los problemas de relación generalmente requieren un cambio en la relación, la estructura o la política.

En general, los empleados deben resolver la mayoría de los problemas de contenido y patrones por su cuenta. Este debería ser ciertamente el caso de los problemas dentro del equipo. 

Sin embargo, si han abordado el problema de manera sincera en esos dos niveles y no ven los cambios apropiados, entonces la intensificación es apropiada. Lo ideal sería que aquellos que se acercaran a usted se mantuvieran involucrados.

Se necesitan dos para escalar. El cliente y veterano de TI Tom O'Dea tiene una política que él llama "intensificación mutuamente acordada". Un ex ejecutivo de AT & T y Sprint, Tom siempre está dispuesto a involucrarse, pero solo cuando todas las partes están de acuerdo necesitan su ayuda para resolver el problema. Este requisito adicional anima a los miembros del equipo a hacer de él un último recurso en lugar de uno primero. Hace excepciones cuando hay un diferencial de poder entre su empleado y su contraparte. 

Como gerente, su contribución principal es crear un equipo de alto rendimiento y el principal motor de alto rendimiento en equipos y organizaciones es una cultura de responsabilidad de pares.

Fuente: Grenny, J. (2017, 20 de Julio). When to Solve Your Team's Problems, and When to Let them Sort It Out, Harvard Business Review, recuperado de https://hbr.org/2017/07/when-to-solve-your-teams-problems-and-when-to-let-them-sort-it-out

martes, 3 de octubre de 2017

Grupos Autodirigidos



Los grupos autodirigidos son equipos a los cuales se les plantea una meta o problema a resolver y ellos son autónomos en la forma de resolverlo, decidiendo la forma en que enfrentarán el problema. En este sentido, el rol de los líderes está más asociado al desarrollo de los participantes de los equipos, con el fin que puedan solucionar los problemas cada vez más difíciles, más que al control de las actividades particulares que realizan.

Encontramos dos condiciones necesarias para desarrollar equipos autodirigidos:
1.- Compromiso de los niveles superiores en el desarrollo de los equipos y de sus integrantes. 
2.- Confianza entre los integrantes de la organización.

¿Qué características deben tener los equipos para que funcionen en forma efectiva?
1.- Metas claras. Si el equipo no comparte una meta clara que lograr, entonces este perderá el foco de acción.
2.-Las reglas del juego. Es importante saber que se puede o no se puede hacer dentro de las acciones que tomará el equipo y entre sus miembros; por ejemplo, una regla puede ser la de no pedir ayuda para resolver un problema si no se ha hecho por lo menos un intento de resolverlo.
3.- Identificar los roles que cada uno desarrollará. Por lo general al hablar de roles estamos pensando en un documento escrito, para nosotros, identificar los roles significa definir el espacio de problemas de los cuales cada persona dentro del equipo se hará cargo, abriendo un espacio para la creatividad.

En el desarrollo de los equipos autodirigidos nos podemos encontrar con las siguientes etapas:
  • Confusión, debido a lo nuevo de las actividades, nadie tiene muy claro que es lo que se deba hacer; esta es una etapa muy peligrosa, puesto que la supervisión puede tender a suprimir la autonomía con el fin de controlar la situación. Es en estos momentos donde se debe confiar en la gente y dar un gran énfasis al "coaching". 
  • Surgimiento de Líderes, debido a la confusión inicial, es muy probable que surjan líderes dentro de los equipos, los cuales guiarán al equipo dentro de estas aguas turbulentas.
  • Equipos compactos, al lograr resultados el equipo tendrá mayor confianza en sus capacidades, pudiendo ser difícil que entren nuevos componentes o prácticas en éste.

CÓMO CREAR EQUIPOS QUE REALMENTE FUNCIONEN
Hace bastante tiempo se considera que el trabajo en equipo puede generar grandes beneficios al realizar una tarea, "dos cabezas piensan más que una" o "el pueblo unido jamás será vencido" son frases populares que así lo evidencian, pero más allá de esta concepción popular rara vez en el entorno empresarial se analiza, de una manera rigurosa, la conformación de Equipos o Grupos de Trabajo. Hay varios elementos clave que se deben tener en cuenta para que los equipos sean altamente eficientes, por ejemplo, sería difícil que un grupo consiguiera buenos resultados si no existe confianza entre sus miembros. Básicamente los elementos los constituyen las siguientes tres parejas:
*Valoración y Motivación
*Confianza y Empatía 
*Comunicación y Compromiso 

Meredith Belbin, a través de diferentes estudios identificó en su libro "Management Teams: why they succed or fail" (Equipos gerenciales: por qué triunfan o fracasan) nueve funciones que contribuyen a la construcción de equipos ideales. Las nueve funciones describen las posiciones de los individuos de acuerdo con las características de cada uno. Estas son:

1. Planta: quien desempeña esta función posee gran ingenio y creatividad.
2. Coordinador: los coordinadores son seguros de sí mismos, no necesariamente toma las decisiones pero sí promueve a que los demás las tomen, es un gran definidor de objetivos.
3. Formador: es extrovertido y se relaciona fácilmente con los demás, presiona y reta a los demás para la consecución de objetivos, es bueno resolviendo problemas y tiende a ser malgeniado.
4. Trabajador en Equipo: hace amigos con facilidad, es complaciente, prefiere escuchar, evita el conflicto, es altamente perceptivo pero muy indeciso en la toma de decisiones críticas.
5. Rematador: perfeccionista, cumplido con su trabajo, ansioso, meticuloso, descubre errores que los demás no descubrirían, no es bueno delegando y tiende a preocuparse de más.
6. Iniciador: conservador, prefiere la acción a las ideas, es desconfiado, disciplinado e inflexible.
7. Investigador de recursos: inicialmente presenta mucho entusiasmo pero después de este fervor pierde interés, es extrovertido, entusiasta y buen comunicador.
8. Especialista: se enfoca en un campo reducido de acción pero lo hace muy bien, es dedicado y dinámico, aporta conocimientos poco corrientes.
9. Evaluador Supervisor: es el estratégico del grupo, es perspicaz y moderado, buen analista pero mal motivador.

Fuente: María Escat Cortés 

Equipos de Alto Desempeño. Cómo lidiar con ellos.


“Voy con la rienda tensa y refrenando el vuelo, porque lo que importa no es llegar pronto, ni solo, sino con todos y a tiempo”. León Felipe.


Sin duda, muchas organizaciones en su afán por ser cada vez más competitivas y eficientes, se han enfocado en crear, desarrollar y gestionar los llamados Equipos de Alto Desempeño. Sin embargo, estos “equipos” generan ciertas interrogantes:
  • ¿Cómo iniciar y desarrollar un equipo de trabajo de alta efectividad?
  • ¿Cómo lidiar un equipo de alto desempeño?
  • ¿Será mi equipo actual un equipo de alto rendimiento?

Durante la investigación encontré resultados predecibles que definen a los equipos de trabajo en la actualidad, entre los cuales se encuentran:
  • El reto del desempeño individual fomenta la creación del equipo de trabajo.
  • Mientras más alto es el nivel jerárquico (ya sea formal o funcional), mayor es la problemática para formar y trabajar en equipo.
  • Las estructuras organizacionales favorecen la responsabilidad individual y complican la conformación de equipos de trabajo.
En conclusión, estimado lector, para aquellas personas que forman parte de equipos de Alto Desempeño o dirigen estos equipos debo decirles que no existen recetas. La experiencia que he desarrollado estudiando a estos “equipos de estrellas”, me hace pensar en la singularidad de cada uno. Es por ello que no creo en las recetas, sino en el estudio y en la vivencia cotidiana, complementado con un proceso de reflexión.

Un Líder de equipos de Alto Desempeño tiene a la ACTITUD para reconocer las expectativas de sus colaboradores y colocarlas en un escalafón más alto; está convencido de que las personas pueden mejorar su desempeño, independientemente de que tan alto esté; y siempre tienen la disposición de ayudar y dialogar de forma constante con sus colaboradores. 
Un líder de equipos de Alto Desempeño tiene la HABILIDAD de establecer relaciones de confianza; escuchar el doble de lo que habla; y retroalimentar igualmente un trabajo extraordinario que uno malo, sin herir sentimientos o destruir la motivación.
Este nuevo líder adquiere los CONOCIMIENTOS sobre el negocio que maneja; las políticas, tácticas y estrategias de la compañía, de igual manera que los planes de carrera, expectativas y motivaciones de sus colaboradores. 
En una época de cambio radical como la que se vive hoy en día, el liderazgo real es aquel que fomenta un APRENDIZAJE CONTINUO; aquellas personas que ya han aprendido están equipadas para un mundo que ya no existe.

La esencia del nuevo liderazgo está en su Equipo de Trabajo, no en usted. Piénselo. La pregunta importante es: ¿Están usted y su organización preparados para equipos de Alto Desempeño?

Fuente: Castañares, J.